-¿Rodrigo?- pregunto una voz
Al voltear me encontré con una joven mujer vestida de negro y con mirada penetrante, la cual se suavizó al observar detenidamente mis facciones.
Debido a la poca iluminación, al escandaloso resonar de la música, a las copas invitadas y a la cantidad tan inconcebible de chicas que conocía, me fue difícil identificarla entre las imágenes que se arremolinaban en mi mente.
-¿María?- dije, rogando por que se llamará así
-¿Ya no me recuerdas verdad?-pregunto, soltando una graciosa y juvenil carcajada. Entonces mi cerebro atrapo una imagen, hasta ahora extraviada, de ella. La había conocido en un antro parecido a este, tiempo atrás, y fue precisamente su risa lo que me impulso a acercarme a ella.
-Claro que sí, Rosalba, ¿cómo te iba a olvidar?- pregunte
-Menos mal, y cuéntame ¿qué haces aquí?-
-Lo mismo que tú, ¿bailamos?-
-Lo siento, estoy con alguien… tal vez otro día-contestó
-¿Con tu novio?... ¿quién es?-pregunte pensando en porque nunca la llamé
-No es mi novio, y mira, parece que se esta divirtiendo-dijo al mismo tiempo que me señalaba a un apuesto hombre de chaqueta negra que bailaba muy apasionadamente con chica de rosa.
Nos miramos ardientemente y en ese momento se escuchó, a pesar de la música ensordecedora, el sonido inconfundible de un balazo.
Me miro con estupor, y luego ambos miramos a la gente correr hacia la salida, tratando de huir del lugar. La tomé de la mano y corrimos junto con la muchedumbre. Pero la salida estaba tan concurrida que al ver un estrecho pasillo lateral a la puerta decidimos buscar otra forma de salir…
El pasillo desembocaba en una habitación lúgubre y fría. Estaba punto de regresar a la puerta principal cuando Rosalba me preguntó:
-¿No prefieres platicar un rato?, hace mucho que no estamos juntos-
Atrajo suavemente mi cabeza y comenzó a besarme. La apreté contra la pared y su cuerpo aplastó el interruptor; la luz nos cegó momentáneamente…
Reímos y continúe besándola, pero escuche un imperceptible suspiro seguido de una sombra fugaz en la pared; un sudor frío recorrió mi frente mientras volteaba apresuradamente…
Un hombre tirado en el suelo y con una gran e irregular mancha de sangre en la playera exhalaba su último suspiro, me arrodillé y vi unas pesadas y sobrias cadenas atadas a sus tobillos junto con una mordaza de tela alrededor de su boca…. sentí un golpe en la cabeza y me desplome sin sentido.
Amanecía y los rayos del sol se filtraban por mi alcoba. Grite de dolor, sentía que la cabeza se me partía en dos y solo después de algunos minutos logré recordar la fiesta de la noche anterior. Vaya fiesta. Decidí dormir un poco más, cerré los ojos y me recosté contra la almohada…
Abrí los ojos de golpe, el rostro se me desencajo y exclame:
-¡OH por Dios!, ¡¿Qué paso anoche?!-
Trate de ordenar mis pensamientos, mientras miles de imágenes se entrecruzaban e invadían mi mente, pero, sobre todo, la nítida imagen de Rosalba al mirar el cadáver: sádica y satisfecha
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