Ehh... mi información... según esto

Mi foto
D.F., Mexico
Intentaré ser lo más exacta posible, pero con tan poco espacio no prometo nada, jaja, vean, sólo puedo poner 1200 carácteres, y, escribo tanto, tengo tantas cosas que decirles que simplemente no me caben, jaja Esta bien, les diré que me gusta leer, algo demasiado obviooo, también escribir, jaja, y... me gusta... el helado, aahhh, sobre esto, tengo que decirles que soy un helado de uva karateca, jaja, y además sepó(no hay otra forma de escribirlo) rico, jaja, y también me gusta reirme de todo, comer chocolate, pastel y cantar, bambambam barararararara, y así mientras bailo, jajaja Por último!!! deseo ser vagabunda o trotamundos, jaja, aunque lo segundo suena más bonito, así que me gustaría que me regalaran un bastón negro para cuando ejerza mi profesión o unos tennis-botas con suelas enormes para poder subir montañas y vadear rios, jaja

16/9/08

Mientras bromeas

[Gracias a Mandy por su inspiración, lastima que no pude matar a la de Historia, pero ya será para la otra, jajaja]

Todo empezó como una broma, como un acto irrealizable, mera fantasía, un deseo que pensaba nunca se vería cumplido… hasta ahora…
Teníamos las manos bañadas en sangre.
El cadáver estaba allí. Su pequeño cuerpo. Su mirada perdida. Su vieja piel desgarrada.
Aparté la mirada, debía disimular un poco. Mandy podía sospechar… aunque realmente ya no importaba…
No comprendía cómo había logrado manejarla para que lo hiciera, como ella mismo había llegado a tanto… donde había dejado los escrúpulos, desde que momento empezó a perseguir a su madre con la misma sed carnívora y demencial que yo, a espiar cada movimiento suyo, a prever cada paso, a colarse en su vida de esa manera tan loca y cargada de furia… y por qué mamá no se dio cuenta. No me lo podía explicar… todas las pistas estaban allí… todos los síntomas… todos los gestos… ella debería haberlos interpretado, habernos descubierto y haber destruido nuestro macabro plan… pero no lo hizo.
Estúpida, murmuré.
Ahora Mandy ya no sabía que hacer. Después de haberla asesinado no teníamos un siguiente paso bien definido. Nuestro plan terminaba aquí, con el cuerpo ante nuestros pies, no había una continuación, no existía un después… era como si supiéramos que ya no tendríamos nada, que después de destruir a nuestra obsesión ya no tendría caso vivir… ningún caso.
Miré a Mandy. Su cara estaba blanca y empapada de sudor. Su playera manchada de sangre, exactamente igual que la mía. Su mirada enfebrecida había desaparecido, ahora sólo quedaba un breve atisbo de demencia en sus pupilas… nada más.
Suspiré, de alguna forma tenía que acabar esto…
Agarré con fuerza el cuchillo. La sangre seguía deslizándose por mi piel, dejando manchas oscuras en el piso.
Me acerqué a Mandy. Me miró de hito a hito. Sus ojos fueron agrandándose hasta que casi le saltaban de las orbitas. Empezó a respirar con fuerza mientras la piel se le volvía tan roja casi como la sangre que la cubría.
Di un paso, luego otro, acercándome. Como una danza, una danza maravillosa.
Las lágrimas le saltaron de los ojos y se deslizaron por sus mejillas. Me acerqué más y más… Mandy no estaba tan loca, no se hundía en el mismo abismo que yo, si quisiera todavía podría salvarse… yo la había seducido, la había ido metiendo poco a poco en el fango de la muerte y la sangre… y ahora nos hundiríamos juntos… era perfecto… como una obra maestra… la muerte final.
Ella ya lo sabía… sabía que todo había terminado. Que el mejor final posible, después de haber matado a mamá era matarla a ella…
Lo aceptó, incondicionalmente. Se arrodilló ante mis pies. Me acerqué… alcé el cuchillo… lo cargué con toda la fuerza de mi cuerpo… y descendí… se estrelló contra todo el enjambre de tejidos y órganos y los fue destruyendo uno a uno a su paso… la sangre salió en chorros y yo, al fin, bañado en sangre, y con ambos cadáveres a mis pies, fui feliz… estúpida Mandy, de ella y de su madre… estúpidas ambas… ahora al fin estaban muertas a mis pies… al fin su sangre empapaba mi cuerpo… Al fin…
Aferré el cuchillo con firmeza y me lo clavé en el vientre. El dolor dobló mis piernas a doblarse y caí sobre el suelo del sótano.
Ya me imaginaba la cara de papá cuando viera a su familia muerta y desangrada en el piso… Era justo lo que yo quería… hacerle pagar por las estúpidas bromas que me hacía… al fin se cerraría el círculo… al fin…

1 comentario:

Anónimo dijo...

WOW! si vieras mi cara despues de leer tu macabro cuento, quedarias admirada de mis ojos aterrados y mi cuerpo petrificado ante tal mustra de locura.
Esta genial, tu si sabes como hacer que a alguien le de miedo y se hunda en el suspenso de un momento a otro, mis manos siguen temblado al escribir estas lineas.
Atte. Mandy