Ehh... mi información... según esto

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D.F., Mexico
Intentaré ser lo más exacta posible, pero con tan poco espacio no prometo nada, jaja, vean, sólo puedo poner 1200 carácteres, y, escribo tanto, tengo tantas cosas que decirles que simplemente no me caben, jaja Esta bien, les diré que me gusta leer, algo demasiado obviooo, también escribir, jaja, y... me gusta... el helado, aahhh, sobre esto, tengo que decirles que soy un helado de uva karateca, jaja, y además sepó(no hay otra forma de escribirlo) rico, jaja, y también me gusta reirme de todo, comer chocolate, pastel y cantar, bambambam barararararara, y así mientras bailo, jajaja Por último!!! deseo ser vagabunda o trotamundos, jaja, aunque lo segundo suena más bonito, así que me gustaría que me regalaran un bastón negro para cuando ejerza mi profesión o unos tennis-botas con suelas enormes para poder subir montañas y vadear rios, jaja

14/9/08

No te vayan a robar...

El lugar estaba solo a pesar de que no era tan tarde, apenas pasaban de las diez, bastante temprano para mi gusto, pero ya no había gente. Las luces de la mayoría de las casas estaban apagadas y las cortinas corridas. Ningún auto pasaba por allí.
Seguí bajando por la calle principal, tenía que cruzar la carretera, no era muy peligroso, pero debía hacerlo con cuidado. Volví la cabeza hacía ambos lados, pero no vi nada, no había faros iluminando el negro pavimento ni ruidos de motores rompiendo el silencio.
Crucé tranquilamente, tenía pensado comprar un café y algún bizcocho en el Oxxo de enfrente y cenar cómodamente viendo la televisión. Mi pequeña aventura comenzaba bien, un par de semanas sola, en un lugar desconocido y por explorar, sin nadie que me molestara o me dijera que hacer o no hacer. Unas semanas sólo para mí. Ninguna presencia inútil y estorbosa a mis espaldas que no me dejara disfrutar de mis vacaciones
Apuré el paso, deseaba estar dentro de la casa de una vez y sentirme segura y protegida con los cerrojos corridos.
Llegué al Oxxo, pedí un capuchino y una dona de chocolate… adoraba el chocolate. Pagué y salí del café, aunque lamente dejar atrás el calor del lugar y la protección de las personas.
Di un par de pasos por el lado de la carretera, mientras pasaba un carro. Un temblor me sobrecogió el cuerpo y pasé saliva dificultosamente cuando el coche empezó a reducir su velocidad. No pasa nada, murmuré, probablemente va a entrar a comparar algo al Oxxo. El carro iba cada vez más lento, arrastrándose pesadamente sobre el pavimento. Los cristales estaban muy oscuros y no logré distinguir nada dentro.
Empecé a alejarme inconcientemente, mientras seguía murmurando que no pasaba nada.
El carro estuvo justo al lado mío. Una voz pegajosa y masculina salió de su interior.
-No te vayan a robar mamita
El corazón se me aceleró, las palmas me sudaban, lo único que quería era alejarme de él y entrar otra vez a la casa. Sólo eso.
El carro se alejó. Suspiré aliviada y crucé con grandes zancadas la carretera.
Ya sólo faltaba subir por la calle principal y caminar luego un par de cuadras para llegar. No era mucho.
Caminaba rápidamente, el café se mecía un poco en mi mano, pero no demasiado como para volcarse. Sentía mucho calor, todo mi cuerpo sudaba y no podía controlar mi respiración. Esto era demasiado. No pensé que me fuera a sentir así de vulnerable, y menos el primer día…
Seguía caminando.
Y entonces lo sentí. Un par de ojos clavados en mi nuca. Alguien observándome. Todo se volvió frío, frío…
Volví la cabeza lentamente. Unos metros atrás un hombre caminaba. No podía distinguirlo muy bien, todo estaba oscuro. Pero no parecía muy grande ni fuerte… pero su forma de caminar… era… era muy tétrica…, arrastraba una pierna como si la tuviese lastimada…
Sentí el escozor de las lágrimas en mis pupilas, las ganas inmediatas de echarme a llorar y decirle a alguien que me ayudara.
Pero no, no había nadie cerca, nadie que me pudiera ayudar.
Y él cada vez se acercaba más… y vi algo más… algo que me heló la sangre… sus ojos negros, negros como el carbón, crueles, sádicos… observándome…
Un grito se abría paso por mi garganta, pero lo controlé, lo reprimí y empecé a caminar más y más rápido, el café se me volcó y el agua ardiente me quemó la mano, todo mi cuerpo sudaba, sentía que ya no podría dar un paso más, y él cada vez se acercaba más, caminaba demasiado deprisa, demasiado rápido, me iba a alcanzar, lo mejor era… lo mejor era correr… volví la cabeza por última vez, a punto de echarme a correr… pero él ya no estaba… no había nadie en la oscura calle… nadie.
Seguía caminando deprisa, echando miradas nerviosas por encima del hombro, pero ya no vi a nadie. El hombre se había evaporado.
Llegué a la casa. Tenía todo el suéter manchado de café y no podía abrir la puerta por el sudor de mis palmas
Conseguí girar el pomo. La estancia estaba a oscuras. Idiota, pensé, hubieras dejado alguna luz prendida.
Dejé las cosas sobre el suelo. Cerré la entrada con el cerrojo. Suspiré. Mi corazón bombeaba a mil por hora. El sudor me escurría a ambos lados del rostro.
Abrí los ojos. Se empezaron a adaptar a la oscuridad…había una mancha negra del otro lado de la estancia… Y una respiración… su respiración…
-No te vayan a robar….
Sólo el sonido de mi grito perforó el lugar