Delirio Matutino

[...Fragmento...]

El camino era bastante largo. Todavía era de noche, un par de estrellas brillaban en la negrura interminable y sublime que era el cielo.
Sonreí…, quizás sin ningún motivo, o tal vez feliz de estar viva, de poder oler y aspirar el aroma de la tierra, de la lluvia, un olor embriagador y vivificante.
No había nadie más en la calle… sólo yo y la tierra húmeda.
Sentí una punzada de dolor en la nuca.
Trastabillé un poco… un sudor frío comenzó a correr por mi espalda….
No debió ser nada, pensé, sólo un dolor pasajero
Mi corazón comenzó a palpitar con fuerza y mi respiración se volvió dificultosa
Seguí caminando, mis pasos ahora eran inseguros, más tímidos y vacilantes. Ya no me fijaba en las estrellas y el olor a tierra ya no invadía los recovecos de mi nariz. Seguí caminando y una punzada de dolor volvió a surcar mis nervios. Seguí caminando, por pura inercia; ya no sentía nada… ni mis piernas, mis manos… me sentía una cosa amorfa y liberada, no entendía que me pasaba.
Una punzada recorrió las zonas más ocultas de mis pensamientos y me hizo soltar un gemido… ¡Oh, por Dios!, ¡¿qué pasaba?!
Las lágrimas salían de manera desaforada de mis mejillas
El dolor no se iba. Una andada de fuegos y temblores me recorría el cuerpo. Intenté dar un paso más… mi pie resbaló y caí de forma abrupta sobre el suelo. Mi cuerpo se estremecía y forcejeaba, estaba húmeda de sudor. El aire ya no entraba por mis pulmones.
Mi estomago comenzó a retorcerse y un sentimiento nauseabundo me invadió. Volví el rostro. El suelo estaba frío y sucio.
El dolor de la nuca se expandió por todo mi cuerpo. Una carga eléctrica me recorría de arriba abajo, dejando su pútrido veneno en todo mí ser….
La negrura de la noche empezó a meterse por mis parpados… ya no veía nada… sólo sentía como un fuego me abrasaba las entrañas…. una explosión sacudió mi cerebro… me hundí de manera definitiva en la oscuridad

x

Laura… Laura… despierta

Una voz susurraba de forma insistente mi nombre dentro de mi cabeza. Intenté olvidarlo, callar ese imperceptible y continuo murmullo, pero no pude… Abrí los ojos, molesta…
Una negrura indefinible se extendía sobre mí. Estaba tirada sobre la tierra húmeda, detrás de unos pequeños arbustos… eso explicaba que nadie me hubiese visto.
Miré el reloj de mi muñeca… si me daba prisa todavía podría llegar al colegio… aunque no entendía que demonios hacia yo ahí tirada…, lo más probable era que quizás me empecé a sentir mareada como de costumbre y me senté en el suelo… y luego tal vez me desmayé. Antes ocurría con frecuencia, así que me levanté de un salto, me sacudí la tierra de la ropa y, liberada ya de toda preocupación después de mi elaborada hipótesis, caminé hacía el colegio.
Ahora la calle no estaba sola, había muchos chicos que caminaban rápidamente por las aceras y otros que lo hacían de forma lenta y monótona, deseosos de llegar tarde y perder clases.


Subí rápidamente las escaleras de dos en dos y crucé el pasillo…. todavía había alumnos afuera… no había llegado la maestra.
Entré y arrumbé la mochila en mi asiento, después saludé a algunos y me puse a platicar con Karen.
La maestra no llegaba… algunos deseaban irse de una vez por todas… a mí me daba igual, de todas formas no tenía nada que hacer, y estuviera donde estuviera era feliz.
Karen se levantó y fue a tirar algo de basura.
Había demasiado ruido… demasiados gritos….
Cerré los ojos, frustrada y molesta…. nunca me había pasado eso… la cabeza me empezó a arder…
Sentí una punzada de dolor en la nuca…
Busqué con la mirada a Karen…. necesitaba a alguien cerca….
Una llamarada de fuego empezó a recorrer mi cuerpo… subía y bajaba…, llegó a mi cabeza….
Los ojos me ardían… la cara me ardía…. mi cuerpo se convulsionaba y se estremecía… nadie se había dado cuenta…
Un grito comenzó a carcomer mis entrañas… no podría aguantarlo por más tiempo… Un dolor terrible me invadió la cabeza… una explosión estalló dentro de mí, surco y rompió todas las redes que componían mis pensamientos… un grito desgarrador e incontenible brotó de mi garganta… salió a borbotes, de una manera ininterrumpida y demente…
La cabeza me escocía de un modo feroz… ya no veía nada… el dolor no desaparecía…
Intenté mover mi cuerpo… no sabía ya que era… parecía una entidad amorfa y sin vida… dejé de buscar la salida del caos que golpeaba cada mácula de lo que quedaba de mí…