Ehh... mi información... según esto

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D.F., Mexico
Intentaré ser lo más exacta posible, pero con tan poco espacio no prometo nada, jaja, vean, sólo puedo poner 1200 carácteres, y, escribo tanto, tengo tantas cosas que decirles que simplemente no me caben, jaja Esta bien, les diré que me gusta leer, algo demasiado obviooo, también escribir, jaja, y... me gusta... el helado, aahhh, sobre esto, tengo que decirles que soy un helado de uva karateca, jaja, y además sepó(no hay otra forma de escribirlo) rico, jaja, y también me gusta reirme de todo, comer chocolate, pastel y cantar, bambambam barararararara, y así mientras bailo, jajaja Por último!!! deseo ser vagabunda o trotamundos, jaja, aunque lo segundo suena más bonito, así que me gustaría que me regalaran un bastón negro para cuando ejerza mi profesión o unos tennis-botas con suelas enormes para poder subir montañas y vadear rios, jaja

6/7/08

Metamorfosis Criminal

Prólogo

Estaba sentada sobre un grueso tronco. El suave crepitar de la fogata y las voces alegres de mis amigos me sumían en un maravilloso sopor. Alcé la vista y millones de estrellas me lanzaron su luz… todo era tan magnífico…

Lo único que me turbaba, eran las miradas candentes y desinhibidas de Luis. Era un chico muy apuesto, alto y delgado, y sin embargo musculoso, totalmente varonil, con rasgos fuertes y marcados… y su cabello tupido y fuerte, su espalda portentosa y hercúlea y sus ojos azul eléctrico le hacían parecer un príncipe de ensueño…No le había visto antes de esta noche. Era hermano de uno de mis mejores amigos, Jaime, que había decidido llevarlo en nuestra pequeña aventura campista…

Éramos catorce, cinco chicas, todos con una fuente inagotable de adrenalina, deseando llegar más y más alto… y en mi caso, carcomida por el deseo…, así que me levanté, antes de perder definitivamente el control, y me alejé del campamento. Nadie lo noto, éramos muchos, y con los que había bastaba para armar jaleo, así que podía desaparecer uno y no lo notarían hasta mucho tiempo después…


Caminé hasta que sus voces fueron solo un lejano murmullo y la fogata desapareció entre la bruma del bosque. Me recargué en un tronco y encendí un cigarrillo…, le di una fuerte bocanada y con la mano que tenía libre me abrí el cierre del pantalón. Me masturbe, lenta y cadenciosamente, mientras imaginaba que él me tocaba, me besaba, me susurraba palabras de amor… era tan placentero, las mejillas se me arrebolaron y mi respiración se volvió agitada, no me podía controlar, pequeños gemidos escapaban de mi garganta y sólo esperaba que nadie estuviera cerca…

-No deberías hacer eso sola… no teniéndome a mí- dijo Luis. Pero sus palabras viajaron de manera lenta, no alcancé a comprenderlas hasta que fue demasiado tarde, y él, aprovechando mi estupor, se apretó contra mí, aprisionando mi cuerpo…

-No, déjame...- alcancé a mascullar, pero él empezó a frotarse contra mí y yo, excitada como estaba, no hice más protestas, sólo deseaba abandonarme a sus besos y dejar que hiciese conmigo lo que quisiera… como en mis fantasías…

Satisfecho su instinto primitivo de restregarse contra mi cuerpo, buscó mis labios y me besó con fuerza, brioso y decidido, abriendo mis labios cuando estos se negaron a dejarlo pasar… nada lo podría detener…
Sus manos me sujetaron por la cintura, y cuando vio que yo ya no ponía más resistencia, las empezó a subir hasta que rozó mis pechos. Intenté desasirme, pero él estaba demasiado decidido, así que pensé que sería una idiotez oponerle resistencia… lo mejor era disfrutarlo… y vaya si no quería hacerlo yo también

Le quité la playera, él empezó a respirar muy agitadamente, le besé la boca y él me bajo con fuerza los jeans y las bragas, me quede así, medio desnuda, temblando de frío y totalmente excitada por la violencia con lo que lo había hecho… eso no podía estar bien…, pero que más daba, y él hizo lo que tenía que hacer, entró en mí y yo grité, de dolor, de placer y de deseo, me arrancó la blusa y el sostén y me di cuenta que me había desgarrado toda la ropa, ¿cómo regresaría?, no podía ir así, medio desnuda… pero bueno, lo mejor era dejarlo para después, ahora, en pleno paroxismo, no hilaba bien mis pensamientos… mientras él había comenzado a besarme los pechos. Culminamos, los dos al mismo tiempo, soltando sobrehumanos gritos… ojala ningún chico nos halla oído pensé…

Satisfechos y agotados, permanecimos allí unos minutos más, tratando de recuperar el aliento, cansados y sudorosos… como si hubiésemos corrido en un maratón…

-¡Mi ropa!, ¡mira lo que le hiciste imbécil!…, ahora ¿Cómo voy a regresar?- pregunté, histérica

-Cálmate… puedo ir yo primero…, sacó algo de tu maleta y lo traigo y ya- dijo. Pero su voz, calmada y segura, me enfureció

-¡Pero todos se darán cuenta de lo que hicimos!

-¿Y qué más da?... ¡Por Dios ni que te fueran a decir algo!

Me quedé callada, paralizada de terror, no por nuestro breve diálogo, sino porque estaba segura que alguien había soltado una risa… una risa loca, demencial, a mis espaldas… giré, esperando ver a un loco acechando en la oscuridad, pero no vi nada… sólo el movimiento de algunas ramas por el viento…nada más
Suspirando, me volví, y todavía no repuesta de esa extraña risa le respondí

-Esta bien, ve y tráeme algo… mi mochila es azul y rosa

-No tardo

Él ya había terminado de vestirse, así que se fue, rápido y veloz… era tan atlético… Me senté en el suelo, encima de mi ropa desgarrada, temblando de frío y de miedo, y esperé…

Los minutos se me hacían eternos… ¿cuanto había pasado desde que él se había ido?, parecían siglos… traté de vestirme, con la ropa tal cual estaba, pero la mitad del pecho me quedaba al descubierto…

-Rayos, ¿Qué hago?

Y la misma risita, demente, me sobresaltó

-¿Quién esta ahí?... vamos Luis, no estoy para bromas, dame mi ropa, no ves que me estoy helando... por favor… no seas así, vamos, dámela… ¡Luis!

-No soy Luis…

El miedo me paralizo, al igual que la risa, la voz era loca y demencial… pero había algo más… algo sádico en ella…, no era de ninguno de mis amigos… y sin pensarlo dos veces me eché a correr, con los pechos al aire, pero esa cosa soltó un grito de jubilo y también empezó a correr…

-¡Auxilio!, Luis, ¿Dónde estás?

Las lágrimas empañaban mi visión, y no me di cuenta cuando me estampé con algo…

-¡Cariño!, ¿Qué te pasa?

Era Luis

- Es que… algo me sigue… Luis tenemos que salir de aquí… esta loco…

-Cálmate, por favor Rocío

-Él viene, por favor, hay que irnos de aquí

-Vístete y nos vamos


Me puse apresuradamente la ropa que él me traía y caminamos hacía el campamento, pero cuando todavía faltaba un buen trecho que recorrer, volví a escuchar la misma risita, voltee para advertirle a Luis, pero un chorro de sangre me salpicó la mejilla derecha y oí como algo pesado se desplomaba junto a mí…

-¡Luis!

Pero antes de poder volverme y echara a correr, un dolor agudo me perforó la sien izquierda y solo sentí que caía, caía y caía…

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