Ehh... mi información... según esto

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D.F., Mexico
Intentaré ser lo más exacta posible, pero con tan poco espacio no prometo nada, jaja, vean, sólo puedo poner 1200 carácteres, y, escribo tanto, tengo tantas cosas que decirles que simplemente no me caben, jaja Esta bien, les diré que me gusta leer, algo demasiado obviooo, también escribir, jaja, y... me gusta... el helado, aahhh, sobre esto, tengo que decirles que soy un helado de uva karateca, jaja, y además sepó(no hay otra forma de escribirlo) rico, jaja, y también me gusta reirme de todo, comer chocolate, pastel y cantar, bambambam barararararara, y así mientras bailo, jajaja Por último!!! deseo ser vagabunda o trotamundos, jaja, aunque lo segundo suena más bonito, así que me gustaría que me regalaran un bastón negro para cuando ejerza mi profesión o unos tennis-botas con suelas enormes para poder subir montañas y vadear rios, jaja

30/5/08

Chico perfecto

Apreté el puño con fuerza, los nudillos se me pusieron blancos. Mis labios se convirtieron en una línea blanca y fina.
Tenía los ojos enrojecidos. Me escocían. No deseaba llorar más.
Me obligue a mí misma a calmarme, a regular el ritmo de mi respiración, el desaforado palpitar de mi corazón.
Mi frente se perlo de un sudor frío, el mismo que me corría por la espalda y se deslizaba por mis mejillas. Menos mal que era sudor y no lágrimas
Me miré al espejo. La ira deformaba mis facciones. Se oían risas en el pasillo.


Idiota, pensé

Me enojaba, me sacaba de mis casillas... él y mis padres.
Tomé mi cabello con desesperación, intentando arrancarlo, calmarme por medio del dolor...

¡Demonios!

Mi cuerpo temblaba, se estremecía, las lágrimas volvieron a fluir libres por mis mejillas. Me las limpié de un manotazo y me acerqué al espejo.

Mi cabello me caía desordenado sobre los hombros, el vestido negro que llevaba a duras penas me cubría el pecho... ¿Porqué me había vestido así? ¿Porqué había sido tan estúpida? ¡¿Porqué?!
La rabia me deformó momentáneamente las facciones. Un atisbo de locura brillo en mis pupilas.
Me froté los ojos con furia. Mi pecho todavía subía y bajaba al compás de mi respiración.

Cerré los ojos, incapaz de seguir contemplando mi lamentable imagen en el espejo.

-¿Laura estas bien?
-Si... cla...claro que estoy bien -ni yo misma me creí. Mi voz sonó tan tartamudeante, tan confusa... ¡mierda!
-¿Sales?
-Un minuto, por favor -menos mal que el tartamudeo había desaparecido, mi voz había recuperado un poco de su antigua firmeza


Me acerqué al lavabo y abrí la llave. El agua fría se deslizó entre mis dedos. Me enjuagué el rostro.
Mis ojos continuaban rojos


Continuará [....]

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