Ehh... mi información... según esto

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D.F., Mexico
Intentaré ser lo más exacta posible, pero con tan poco espacio no prometo nada, jaja, vean, sólo puedo poner 1200 carácteres, y, escribo tanto, tengo tantas cosas que decirles que simplemente no me caben, jaja Esta bien, les diré que me gusta leer, algo demasiado obviooo, también escribir, jaja, y... me gusta... el helado, aahhh, sobre esto, tengo que decirles que soy un helado de uva karateca, jaja, y además sepó(no hay otra forma de escribirlo) rico, jaja, y también me gusta reirme de todo, comer chocolate, pastel y cantar, bambambam barararararara, y así mientras bailo, jajaja Por último!!! deseo ser vagabunda o trotamundos, jaja, aunque lo segundo suena más bonito, así que me gustaría que me regalaran un bastón negro para cuando ejerza mi profesión o unos tennis-botas con suelas enormes para poder subir montañas y vadear rios, jaja

17/5/08

Fragmento

Las preguntas se perfilaban caóticamente en mi subconsciente, pero preferí no contestar ninguna, no deseaba saber la respuesta.
-¡Ah!... ¡Joder!
Mi corazón palpitaba con furia y mi respiración se volvió agitada y ruidosa.
La puerta, ¡la maldita puerta de la entrada!, se había cerrado detrás de mí.
Si antes había tenido una forma de volver ahora no. La oscuridad me engullía, todo era una negrura oscura e infinita.
Intenté regular el ritmo de mi respiración, sabía que había más gente en el edificio y no me apetecía que un asesino, o un loco, saliera a ver que sucedía.

¡Mierda!, ¿cuántos pasos llevaba?, sabía que no podían faltarme más de cinco, pero no sabía exactamente cuantos eran.

Debía hacerlo, era la única solución.
Tomé aire y coloqué mi mano en la pared. Era húmeda y viscosa. Una arcada de asco hizo que me doblara en dos.
El sabor a bilis invadió mi boca, deseaba llorar, ¿qué demonios estaba haciendo yo ahí?
Succioné aire, esperando recobrar el control sobre mí mismo
Estúpido error. No podía ser más idiota. Un olor a droga, vomito y desechos me invadió las fosas nasales.
Una segunda arcada me recorrió el cuerpo y esta vez no la pude contener. Vomité.
El asqueroso líquido mezclado con saliva se deslizó por mi boca. Escupí y me limpié los labios de un manotazo.


Capítulo I (Perversión subterránea)

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