Ehh... mi información... según esto

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D.F., Mexico
Intentaré ser lo más exacta posible, pero con tan poco espacio no prometo nada, jaja, vean, sólo puedo poner 1200 carácteres, y, escribo tanto, tengo tantas cosas que decirles que simplemente no me caben, jaja Esta bien, les diré que me gusta leer, algo demasiado obviooo, también escribir, jaja, y... me gusta... el helado, aahhh, sobre esto, tengo que decirles que soy un helado de uva karateca, jaja, y además sepó(no hay otra forma de escribirlo) rico, jaja, y también me gusta reirme de todo, comer chocolate, pastel y cantar, bambambam barararararara, y así mientras bailo, jajaja Por último!!! deseo ser vagabunda o trotamundos, jaja, aunque lo segundo suena más bonito, así que me gustaría que me regalaran un bastón negro para cuando ejerza mi profesión o unos tennis-botas con suelas enormes para poder subir montañas y vadear rios, jaja

17/8/08

Ciudad del Este

Bostecé, intentado alejar el sueño de mí.
De una forma vaga e incomprensible sentía que todo había cambiado, que algo era casi imperceptiblemente diferente.
Me incorporé de la cama y busqué a tientas los lentes en la cómoda.
No encontré nada, me froté los ojos con furia y los abrí. Sólo sombras y contornos indefinidos se perfilaban frente a mí. Volví la vista a la cómoda y tomé aquello que parecía ser los lentes. Me los calé y el lugar adquirió mayor claridad.
Recorrí la estancia con la mirada, el mismo viejo armario de ébano en la esquina y el tocador frente al lecho.
Mi reflejo me devolvió la mirada. Tenía el cabello revuelto y desaliñado, mi rostro parecía congestionado, con las cejas levemente fruncidas y una película de sudor brillando en mi rostro
Quizás tuve un mal sueño, pensé

Tardé unos minutos en percatarme de que no estaba solo.

-Johny… ¿me recuerdas?

La voz era silbante y desagradable, llena de saliva y humedad, amenazante en cada sílaba.
Me giré, espantado, buscando al asqueroso dueño de la voz. Sus ojos me absorbieron, negros y brillantes, maliciosos. Su voz se deslizaba cadenciosamente sobre mí.

-No… yo… ¿Qué hace usted aquí?
-Vamos, Johny, no mientas, ¿no te dijo tu madre que era malo decir mentiras?
-Salga de aquí, esta invadiendo mi propiedad, salgo o…o...
-¿O qué, Johny?, jaja, vamos no me hagas reír

Boquee con fuerza, intentado regular el ritmo de mi respiración, pero sin poder hacerlo.

-Llamaré a la policía
-Jaja, me estas haciendo reír mucho…, no te conviene que llamar a la policía, ¿o sí Johny?,

Giré sobre mí y tomé el auricular que estaba sobre la cómoda

-Suéltalo Jonhy

Marqué, 9, 9… La sangre bombeaba furiosamente en mi cabeza.

-Te lo advertí Jonhy
-¡Ah!
El auricular resbalo de mi mano, sólo pensaba en el dolor, el increíble dolor de mi nuca
Una mano me tomó por el cuello, mientras otra me acercaba un afilado cuchillo a mi gráznate.

-Dime dónde está y prometo no arruinar tu linda cara de niño mimado

Cerré los ojos con fuerza.
No pasa nada, no pasa nada, me esforzaba por pensar, mientras las lágrimas se deslizaban a raudales por mis mejillas

-¡Mierda niño!, no tengo tiempo, ¡dime dónde está!-sentía las gotas de su saliva estamparse en mi oreja- ¡Hijo de puta!, ¿crees que esto es algo?, ahora vas a ver como queda tu carita de papi

Soltó mi garganta y llevó su mano a mi cabello, me jaloneo con fuerza y así, a rastras, me llevó a la pared. Me estampó contra el muro.
Uno, dos, tres golpes
Me soltó y caí al piso. La saliva, las lágrimas y la sangre se confundían en mi barbilla.

-¡Deja de llorar, carajo!... – su respiración resonaba en el cuarto, apoyó las manos en sus rodillas y boqueó para recuperar el aliento, su cara estaba roja y congestionada-… mira dime dónde está y todo esto se acaba, te largas, desapareces y asunto arreglado, mira que fácil
No conteste, me hice un ovillo y seguí sollozando suavemente. Yo no estaba preparado para esto, nunca lo estuve.

Se incorporó y me dio una fuerte patada en las costillas, luego otra. Deje de pensar, las ideas se arremolinaban sin forma dentro de mí, no alcanzaba a entender lo que ocurría.

-¿Quieres más carajo? ¡¿Quieres más?

La sangre comenzó a resbalar por mi barbilla, a machar mi pecho, sentía su sabor caliente y espeso en el paladar.

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